Me escapé del mundo yéndome al norte,
pero otro mundo esperaba allá.
Yo arrimé, siempre disparo a mansalva,
pero esa piel fue particular.
La haces bien, y aunque te hierba la sangre
te encadenas para no llamar.
¿Cómo haces? conozco todos tus trucos,
pero aún así me das que pensar.
Te guardas el orgullo donde nadie
pueda dudar de que lo ten es.
Y así vas, sin perder el objetivo,
pidiendo dos cuando que res tres.
Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden,
y aquellas voces no me hablan más.
Por favor, mentime y da me la espalda,
otra vez no quiero patinar.
y me esperas, más de la cuenta
siendo siempre la que yo soñé.
Y firme yo, me encierro en que es peor,
amar y envejecer.
¿Qué esperas? Mostrame todas las cartas,
a cara de perro no sé jugar.
Me endulzas, el ego siendo sincera,
dale un poco y te va a pedir más.
Lo sabes, no hay arma más seductora,
que contestar siempre la verdad.
Siempre estás, del otro lado.
Lo sabes, no hay arma más seductora,
que contestar siempre la verdad.
Siempre estás, del otro lado del muro
de los lamentos que me contas.
No sé hablar, sin decir malas palabras:
amantes, mentira, infidelidad.
Nunca más, te vendo gato por liebre,
por no ser cruel, pierdo honestidad.
No es el fin, el problema son los medios,
no es algo que pueda respetar.
No está mal, que termine en las historias,
mientras haya historias que contar.
Y ya no esperarás, más de la cuenta,
y siempre serás la que yo soñé.
Y yo seguiré pensando que es peor,
amar y envejecer.